Exploramos la importancia del apego seguro en los primeros años de vida y cómo pequeños gestos diarios construyen vínculos que duran para siempre.
¿Sabías que el cerebro de tu bebé se moldea con cada abrazo, beso y mirada? El apego seguro no se trata solo de estar presente físicamente, sino de responder con sensibilidad a sus necesidades emocionales.
Cuando tu hijo sabe que estás ahí, que lo consuelas cuando llora y celebras cuando ríe, está construyendo las bases para una autoestima fuerte, confianza en el mundo y relaciones sanas en el futuro. Tu contención hoy es su seguridad mañana.
Y no, no lo estás “malcriando” por cargarlo mucho. Lo estás ayudando a sentirse visto, validado y amado. El contacto físico, el tono de tu voz y tus gestos son su lenguaje favorito.
Así que no temas ser su refugio. El tiempo pasa volando, pero ese vínculo que construyes ahora, se queda para siempre.



